Wednesday, September 20, 2006

Comentando el Festival


Inaugurando nuestro recorrido por el “Festival la noche de los cortos”, el lunes 18 espectamos la muestra de cortos argentinos “Imágenes de la Patagonia” organizado por la Asociación de Realizadores Audiovisuales de Neuquén (ARAN), dentro del marco de invitados del festival. Fueron catorce cortos de ficción y animación de los cuales solo vimos la mitad ya que tuvimos que salir a hacer la cola para la función de las 8pm (los que conocen el orden del Centro Cultural de España saben de lo que hablo) donde se presentaban once de los cortos en competencia.

Dentro de lo que vimos en la muestra de cortos “Imágenes de la Patagonia” resaltaron “Tiempos modernos” de Simón Franco, (Mejor corto del Festival Internacional de Mar del Plata 2005, 1ra Mención especial “Prometeo” 2005) que muestra con sutil humor las permutaciones culturales que impone la globalización en un hombre de campo, y el corto animado “Ylla” de Juan Carlos Camardella, (Mejor video del Festival Latinoamericano de Video Rosario 2002) triste historia de un amor imposible en Marte.

Tiempos modernos nos presenta a un solitario hombre rural, inmerso en sus labores campestres y en su música, compañera de soledades. Cierto día llega a sus manos un televisor, pequeño gran intruso que llena las horas del día y la noche del personaje. Una mañana, nuestro amigo ya no entona sus cantos de la tierra, estos fueron desplazados por el buen rock. Un tratamiento visual impecable acompaña la emoción del hombre en su descubrimiento televisivo, paralelos entre miradas e imágenes electrónicas, sonidos de un mundo ajeno al rural contrastando con la cotidianeidad rural. Todo esto da como resultado a un personaje nuevo iniciando su proceso de transculturización.


Ylla está basada en un relato del libro “Crónicas marcianas” de Ray Bradbury. En Marte una mujer sueña con un extraño ser de metro ochenta, ojos azules y cabellos negros que la impresiona en sobremanera, suscitando los celos del esposo marciano. El sueño se reitera otra noche, mientras el marido es testigo de los gemidos de su enamorada esposa. Ella le cuenta que aquel ser venía del tercer planeta y al verla tan bonita la besó. El celoso marciano impide que su esposa salga de casa, mientras él se va de “cacería”. La angustia de la marciana se traduce en enamoramiento platónico que el cortometraje transmite con maestría. Finalmente el esposo regresa de “cacería” y la marcianita siente que ha perdido a alguien muy querido, y llora desconsolada.


En lo correspondiente a la muestra competitiva nos vamos quedando con las españolas La guerra de Luiso Berdejo y Jorge C. Dorado, y La Pluja (La lluvia) de Nofre Moyà. También nos gustó (por su tratamiento visual) la italiana ¿Quién es Pilar? de Andrea Appetito y Christian Carmosino, y la animación japonesa La Magia de Amelia de Ekakiya. Entre los cortos peruanos El Chalán de Alberto Matsuura tuvo gran acogida en el público.


La guerra es un impresionante y crudo relato sobre lo ilimitado del dolor humano. Desde la voz en off que narra en segunda persona del singular, ya este corto atrapa y estruja hasta dejarnos con el silencio seco como única respuesta. En dinámica edición, somos testigos de la angustiante huída de un niño que carga a su hermanita recién nacida, escapando de soldados enemigos que exterminaron a su familia. Tratando de encontrar la salvación, el niño y su hermanita encuentran la muerte, pero no en manos de los soldados enemigos, sino en manos de la más cruda fatalidad. Mediante una fotografía contrastada y oscura, el corto recrea la atmósfera de un pueblo devastado por el absurdo odio, representa a las víctimas de la inhumanidad en un plano distante de una mujer ultrajada que espera solo morir, y acompaña la cándida esperanza en la mirada de un niño que busca una paz inexistente. Si hay que votar, vaya nuestro voto más emocionado por este cortometraje.


La Pluja (La lluvia) de Nofre Moyà. Interesante cortometraje que utiliza la absurda metáfora de la lluvia de metales sobre la ciudad, para simbolizar el status quo creado por el sistema dominante. Se dan explicaciones igualmente absurdas sobre la lluvia, que la población no cree del todo y es reprimida por esto. El sistema crea también los mecanismos de adormecimiento social que finalmente el protagonista manda a la porra sublevándose. El corto plantea su discurso en base al humor negro, de la mano de un personaje común y corriente que transforma su posición de ciudadano pasivo a la de rebelde, al ser testigo de la manipulación de su destino en manos del sistema. Este corto nos recordó ligeramente a la genial “Brasil” de Terry Gillian.


Luego continuaremos comentando los otros cortos. Por hoy, cambio y fuera.

Fabricio Rebatta

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